jueves, 26 de septiembre de 2013

Pelucas rojas

Ayer tuve mi primera sesión de quimio. Media hora de espera (Un lujo). Una señora de unos 75 años -modelo abuelita encantadora- se dirige al recepcionista: Arielito puedo hacerte una consulta? Se me está cayendo un poquito el pelo y quería saber si puedo teñirme el que queda?
Coqueta la ancianita. Yo en cambio, frente a la posibilidad de quedarme pelada, ando con las raíces crecidas. Es más, mientras ella hablaba yo evaluaba la calidad de las pelucas de algunas señoras en la sala de espera.
Y la viejita continuó: Arielito, me está saliendo un poco de sangre de la nariz, es normal?
Mierrrda pensé: calva, peluquita, perder sangre...
Y finalmente la señora consulta: "Arielito, puedo ir el fin de semana caminando a Luján?"
Maestra, gracias!!
Me llaman y entro a una sala (A la que llaman "Hospital de Día", pega para atrás) con cómodos sillones donde había unas 6 o 7 personas conectadas a líquidos de diversos colores. Que no me toque el rojo, pensaba, el incoloro me da mas insípido e inodoro, como mas light. Había una tele prendida para entretenimiento de la audiencia.
Me asignan un sillón, me colocan la sonda y veo a un medico en la pantalla. Sorprendida me percato que el programa que habían sintonizado era "Pulseras rojas". No se si vieron el avance por Telefe pero es la historia de un grupo de niños enfermos de cáncer.
Disculpame linda, le dije a la enfermera, podes cambiar de canal?
Una hora y media mas tarde pasaba la ultima gota del elixir que asesinara al carcinoma, bien! me voy! Veo que avanza un segundo gotero -incoloro- con mi apellido. Me quede una hora mas departiendo con mi alegre vecina de peluca negra.
Ah! Un dato: una medica oncóloga me sugirió fumar la planta que inmortalizó Bob Marley (No se si puedo hablar abiertamente de ella), antes y después de la sesión de quimio. No sólo relaja, sino que también evita que el paciente se descomponga. Yo no fumo ni habanitos de chocolate, pero le di un par de pitaditas y el resultado fue excelente.

martes, 24 de septiembre de 2013

Hoy tenía mi segunda sesión de rayos. Llamaron una hora antes para avisarme que la máquina se había descompuesto.
Esperé mucho tiempo el comienzo del tratamiento. No sé si fue mucho en realidad, pero mas que suficiente para mi endeble psiquis (Y la de quienes me rodean). Y ahora esto.
Hice muchos llamado telefónicos al centro medico esperando el primer turno, frente a mi insistencia la señorita que atendía me dijo finalmente: "Es que hay muchas personas en tratamiento y pocas altas"
Un sistema de salud colapsado de enfermos de cáncer.
Poco alentador.
Mi cuerpo está feliz sano y en paz, y yo también.
La buena salud es mi derecho divino.
Me abro a recibir todas las energías sanadoras del universo. Sé que cada célula de mi cuerpo es inteligente y conoce la manera de sanarse. Mi cuerpo está siempre trabajando para la salud perfecta.
Ahora dejo marchar todo lo que impide mi perfecta curación. Aprendo nutrición y le doy a mi cuerpo alimentos sanos, buenos y completos.
Vigilo lo que pienso. Y sólo tengo pensamientos sanos. Libero, borro y elimino todos los pensamientos de odio, envidia, rabia, celos, miedo, autocompasión, vergüenza y culpa. Perdono a todas las personas que creo alguna vez me han hecho daño. Me perdono por haber hecho daño a otras personas y no haberme amado mas en el pasado.
Amo mi cuerpo. Envío amor a cada órgano, hueso, musculo y en especial a mis pulmones impregnándolos de amor en cada una de sus células.
Agradezco a mi cuerpo la buena salud que he tenido en el pasado.
Acepto la curación y la buena salud aquí y ahora.

Son las MEDITACIONES PARA SALVAR TU VIDA de Louise Hay.
Gracias Vanina :-)
El principio del final (De la enfermedad y de una larga espera)

Hace un ratito tuve mi primera sesión de rayos. Una "primera cocción" según mi hermano Diego.
Estoy muy aliviada porque tras meses de consultas a médicos e interconsultas, estudios, aprobaciones de la obra social (y no aprobaciones), hoy es el comienzo de mi tratamiento de sanación. Pero estoy también tristísima y muy angustiada. Sugestionada, ya me pica todo (Soy muy alérgica y mi piel se brota con disgustos justificados por perfumes, polen y plumas). No puedo dejar de pensar en que el tratamiento muy probablemente me dejará menopáusica. Y digo "muy probablemente" porque tengo la esperanza del milagro, de que mis ovarios sigan funcionando como hasta ahora y de comprar Ibu Evanol todos los meses. Porque tengo 45 años y hormonas para seguirlas disfrutando.
No encuentro palabras suficientes para definir la angustia que representa la pérdida de algunas funciones del cuerpo, de la juventud. Porque envejecer no es sólo "que no me venga mas", envejecer -o madurar, mejor- es darme cuenta de que estoy enferma, y de que no tengo mas la impunidad de pensar que soy eterna.
"El tratamiento te va a salvar la vida" dicen mis amigas. Mi tratamiento son rayos todos los días y una sesión de quimioterapia, por seis semanas. Yo doy por descontado que voy a vivir, pero suena tan frívolo pedir que mi cuerpo no cambie tanto?? Que mis ovarios sigan funcionando contra todo pronóstico, que mi vagina no se seque, que la quimio no me deje gorda y pelada???
Nunca fui el tipo de mina que levanta tipos en un boliche por tener buenas lolas o una linda cola, de hecho en el reparto me tocó poco de eso. Pero me gusta el cuerpo que habito, porque es noble y me trajo muy bien hasta aquí.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Acabo de escribirle a mi amiga Coqui: esta enfermedad tiene cosas buenas, muchas personas me acompañan. Soy muy afortunada.

jueves, 12 de septiembre de 2013

El mejor destino que hay es el de supervisor de nubes, acostado en una hamaca mirando al cielo (Ramón Gómez de la Serna)

Vas a sentir claustrofobia, un liquido que te incendia por dentro, un ruido ensordecedor, etc. etc. etc. Asesorada por una cumbre ilustre de conocidos me acercaba al resonador, patética en mi batita de papel celeste (Esa que se abre siempre en la cola).

Me acosté y para mi sorpresa un cielo diáfano se abrió ante mis ojos, los pajaritos cantaban. Doctor Doctooor!! Ya me fui al cielo??

Breve paraíso. Apareció una técnica para decirme que me quede muy quietita y que me daba un botón para pulsar en caso sea necesario (Si me incendio, me ahogo o quedo sorda). Así durita, con el huesito dulce ya clavado en la tabla, me deslizaron adentro de un tubo. Muy lentamente iba perdiendo mi cielo. Que era ese túnel? La antesala del infierno? Por un momento fantaseé que iba derechito al averno, me pareció una alternativa muy sexy, yo que siempre me sentí boba de tan buenita.

Perdí la noción del tiempo. Traca traca traca. Trrrrrrrrrrrrrrrrrrr. Traca Traca. Recé varios rosarios (Nunca supe cada cuantos Ave María va el Padre Nuestro), luego traté de pensar en cosas agradables como me enseñó Ana: CANJEAR UN PENSAMIENTO NEGATIVO POR DOS POSITIVOS. Al final estaba muy aburrida de hacer ejercicios con la mente y me sacaron, para ponerme un liquido de contraste y volverme a meter. Las agujas me desmayan. Empecé a sentir frio y sudor... mierda, me voy a desmayar... toque el botón. Me sacaron, amablemente la técnica me dijo: Si te desmayas vamos a tener que repetir todo el estudio de nuevo (Lero lero). Me metió nuevamente en el túnel y decidí contar las manchas de resonador, como me seguía sobrando tiempo pensé en que saldrían muy bien con Cif.

Dos horas después me sacaron del todo. Yo seguía quieta, mirando para arriba. Adormilada descubrí que el cielo era un vitraux de dudoso gusto (Y que los pájaros trinaban en una grabación). Vas a tener que volver, me dijo la técnica triunfante, te moviste! 





EMPEZANDO A ANDAR

Comencé con la biopsia, el primer estudio de una lista que por momentos me resulta interminable.
El Dr. XXX sacó una muestra del cuello del útero en donde está la herida. Lo puso a flotar en un tarrito para que al día siguiente yo lo lleve al laboratorio.
Mientras viajaba en el subte pensaba que, si alguien osaba robarme la cartera no sólo se llevaría plata, el celular, mi carísimo maquillaje hipoalergénico sino también un pedacito de mi ser.
No sucedió. Hice la entrega y me indicaron que llame en 15 días para buscar el resultado.
Dos semanas mas tarde almorzaba con mi amiga Cecilia. Me preguntó por la biopsia y le comenté que no lograba comunicarme con el laboratorio. Porota es la negación, sentenció Cecilia, pasame el teléfono que llamo yo. Aclaro que me nombre es Laura, pero mi mamá y algunas amigas de toda la vida me llaman Pepi/ Pepa, otras Gladys y para Cecilia soy Porota. Creo que lo merezco, incapaz de recordar un nombre he rebautizado a la gente toda mi vida.
Como a Ceci tampoco la atendieron me metió en un taxi derechito al laboratorio. Es una chiquita de armas tomar. Grandísima fue nuestra sorpresa cuando llegamos al lugar. EL LABORATORIO NO EXISTIA MAS. Dónde esta mi útero?? Un cartelito anunciaba lánguidamente NOS MUDAMOS.
Pero la reconcha, soy una posible enferma oncológica. No da.
Entonces Ceci me trepó a otro taxi que nos condujo a la nueva dirección. Su intención era putearlos hasta en esperanto (Como les dije es muy de armas tomar, y abogada además) pero la llame a recato. Pensando en que si ella gritaba mucho, los del laboratorio iban a alterar los resultados del estudio para peor.
Los tenían y me entregaron el primero de una larga serie de sobres (Temibles, ya trataré mi relación con ellos). Ceci  lo abrió, querés que lo lea y te cuento? No vamos a entender nada... le respondí. Porota, tengo experiencia por mi suegra y porque mi viejo es traumatólogo. A ver.... acá dice que efectivamente es un carcinoma... pero usan adjetivos del estilo "leve", "poco" y "moderado". No puede estar tan mal.
Al final concluí que mi útero era como Platero: pequeño, peludo y suave.

lunes, 9 de septiembre de 2013

QUIEN SOY Y A DONDE VOY

Después de la primera consulta con el oncólogo salí a la calle sin brújula. Con el entendimiento anestesiado empecé a caminar y me perdí en pleno centro porteño.
Aturdida por una sensación de extrañeza total: este cuerpo ya no era mi hogar porque un monstruo negro, gelatinoso y vengativo lo habitaba.
Y yo que me sentía tan confortable en mí misma.
Soy aries con un fortísimo ascendente virgo. Metódica, políticamente correcta, obsesiva, ordenada y habilidosa resolviendo situaciones bajo estrés. Así me asumí después de muchos años de terapia, más para beneficio de mis clientes que propio. Pero esa noche nada, mi sistema nervioso colapsó y estaba en shock con la cabeza en blanco. Así también estaba mi corazón. Incapacidad total de pensar y sentir.
A partir de ese momento vivo una vida entre paréntesis. No puedo anclar en ningún lugar conocido, en ninguna de mis mañas, no me reconozco. Vivo el desconcierto y la adrenalina de la próxima noticia, siempre esperando en salas de espera el próximo resultado.
Atravieso la típica situación que todos creemos que le pasa a otros, e intento afrontarla con toda la entereza, humor y responsabilidad que puedo. No me siento heroica, no me doy pena, no me da pudor hablar de esto.   
Como diría Julia Roberts en Notting Hill: "Soy una mujer ordinaria a la que le pasan cosas extraordinarias".
Y la vida es así. Llega un momento en que tenemos que enfrentarnos al monstruo de nuestras pesadillas. No es tan tremendo. Frente a esa situación uno se da cuenta de que al final, todos tenemos uñas de guitarrero.
PRIMERA NOTICIA: SUSTO Y DESCONCIERTO

En mayo estaba con poco trabajo, y decidí justificar mi tiempo ocioso con chequeos médicos (Yo no me privo). Ahí recordé el papelito en donde la dra. me había escrito el nombre del medico al cual me derivaba.
Grande fue mi sorpresa cuando, aburridísima en la sala de espera (Fueron mas de dos horas en ese sillón), decidí leer los títulos que colgaban en todas las paredes: Dr. XXX Medico Oncólogo. El corazón comenzó a latirme fuerte. Me sentí mas sola que nunca.
Soy soltera, tomo sola mis decisiones, me manejo bien, y hasta ese momento jamás se me hubiera ocurrido ir acompañada a una cita con un medico.
El Dr. me atendió muy amablemente, me revisó y aventuro la palabra carcinoma. Me desmaye en la camilla, en posición ginecológica. Imaginen la escena: pleno invierno, de la cintura para arriba sweater y bufanda, de la cintura para abajo en bolas, mis patitas de tero en los estribos, y un par de medias rayadas que sólo venían a empeorar la escena.
No sé cuanto tiempo estuve así, calculo que una hora.
Cuando salí del consultorio ya no era la misma.
En todo este tiempo, y han pasado 4 meses, no he vuelto a serlo.

Tengo cáncer: angustia, malas noticias y (buen) humor

Nunca imaginé que encontraría un amor en el living de la casa de mi mamá. Ella me llamó diciéndome: Pepi, tu primo francés esta en Buenos Aires, es músico en gira y quiere conocer a la familia. Lo que me faltaba pensé, estoy en temporada alta, mañana tengo que trabajar en una fiesta de 15 y esta noche hacerle el aguante a un primo y en francés. Porque la vida te da sorpresas, lo miré y fue amor a primera vista. Después de la cena lo invité a caminar por mi barrio (Vivo en San Telmo, híper justificado el tour nocturno) y después a tomar un café en mi casa. Pasamos todo el fin de semana encerrados, con la impunidad y libertad que nos dio el saber que sólo teníamos 48hs. Obviamente el sábado hice la fiestita y creo que ese salón nunca vio una organizadora más motivada en pleno diciembre. El poder de las hormonas. Terminada la fiesta volví a encerrarme con el señor (Al que a ese punto me costaba decirle "mi primo") hasta el lunes en que regreso a su país.
Tuvimos mucho sexo y del bueno. Tengo 45 años y creo que por primera vez en mi vida perdí literalmente la cabeza. Ese fin de semana sangre mucho, pensé que tenía que ver con el uso y abuso de mi vagina que prácticamente no había tenido acción en todo el año (No es que no tuviera propuestas, soy una chica muy selectiva).
A poco tiempo de regresar a su país, el señor saco un pasaje de regreso a Baires.
Decidí entonces consultar a mi ginecóloga para evitarnos la molesta pérdida de sangre, que no dolía, pero era abundante y me impresionaba un poco.
La dra. me derivo con un medico al que me sugirió ir a ver tranquila, una vez que el candidato me haya visitado.
En paralelo consulté con mi medico naturista que me dio una serie de tinturas madres.
La cuestión es que pasé 10 días encerrada con mi amante francés y no perdí ni una gota. Decidí entonces que las tinturas naturales y el milagro del amor me habían sanado, y decidí convenientemente olvidar la historia.